Alimentacion y Emociones I
¿Será que muchos de nuestras emociones son atribuibles a la falta de algún alimento en nuestro organismo?
¡Veamos cuán de cierto hay en esto!
La ansiedad (del latín anxietas, que se entiende por: angustia o aflicción, es también considerada como una sensación desagradable o de tensión, interpretada en ocasiones como una señal de alerta que nos advierte sobre un peligro inminente, que nos permite la adopción de las medidas necesarias para enfrentar cualquier situación de peligro.
Desde el punto de vista neurológico existe una estrecha relación entre los síntomas de la ansiedad y el déficit de vitaminas y nutrientes que son incorporados a través de la dieta.
Para el adecuado manejo de las situaciones de ansiedad, existe una sustancia conocida como Serotonina, la que constituye un neurotransmisor, o sea una sustancia que contribuye a la transmisión de los impulsos eléctricos de una neurona a la otra, pero es considerada además como una hormona al fabricarse en la pared de los intestinos en un 90 {2c77a74984229d29645897c978e2736f60290e6c4e34df77194e58bc62664cf0} aproximadamente.
El precursor de esta hormona es el triptófano, en el proceso de fabricación de éste intervienen elementos esenciales como el Magnesio y la Vitamina del complejo B, (la vitamina B6), elementos que se encuentran con marcadas carencias en la dieta de la mayoría del las personas.
La serotonina es considerada como “la hormona de la felicidad”, al lograr calmar la ira y generar sosiego, es la responsable de frenar el apetito cuando ya hemos comido demasiado, calmar el deseo sexual cuando la persona ya está satisfecha.
A partir de la serotonina se sintetiza la Melatonina, una hormona fabricada por la glándula pineal.
De todo esto se entiende que para combatir la ansiedad es necesario el consumo de triptófano, el que encontraremos en los alimentos de origen animal; las carnes, los pescados, huevos y en la leche, haciendo valedero el proverbio ancestral que versa que “para dormir bien; nada mejor que un vaso de leche templada al momento de acostarse”, esto al comprobar que la leche es rica en triptófano.
Por otro lado es necesario señalar que el abono de los suelos ya no se realiza con el estiércol de los animales, lo que le restituía a este todos los oligoelementos que encontrábamos en los productos cosechados de los mismos, hoy día se abonan los suelos con Nitrógeno, fósforo y potasio.
El magnesio del suelo se extrae a razón de unos 20 kg por hectárea al año, sin lograr restituirlo, de ahí que los suelos sean cada vez más pobres en óxido de Mg y que los alimentos estén totalmente carentes de este oligoelemento tan indispensable para la salud, a tal punto que el 80 {2c77a74984229d29645897c978e2736f60290e6c4e34df77194e58bc62664cf0} de las personas tienen un déficit severo de este elemento.
Ahora bien ¿cómo saber si realmente estamos carentes de Magnesio? Pues aquí les menciono algunos de los síntomas que nos permiten identificar la necesidad de este elemento.
1.- La falta de Magnesio produce contracturas musculares, usted se siente como encogido, molesto, situación que generará una serie de interrogantes en su cabeza, cómo…
¿Tendré tortícolis?, ¿será que adopté alguna postura inadecuada en el vehículo? o será que habré agarrado un aire?, entre otras muchas cosas…
2.- Existencia de calambres los que se presentan habitualmente después de hacer ejercicios, natación o durante el sueño e incluso al despertarse.
3.- El temblor espontáneo de un párpado o de ambos parpados.
4.- Sensación de hormigueo alrededor de la boca.
5.- Sensación de “bola en la garganta”, dificultad para pasar los alimentos a través del esófago.
6.- Dolor fuerte en la espalda baja, con estreñimiento que durará una semana e incluso más tiempo sin lograr la defecación.
7.- La existencia frecuente de Hipo.
8.- Los bostezos seguidos.
9.- Taquicardias, extrasístoles e incluso fibrilación ventricular (en casos de déficit severo de Magnesio, que puede ser causa de muerte súbita, inesperada.
20.- Sensación de que el corazón se para, como si dejara de latir.
La próxima semana continuare profundizando este tema para poder comprender mejor la estrecha relación que existe entre lo que cómenos y sentimos
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Dr. Jesús Castro Torres
Médico Cirujano
Especialista en Medicina Interna y Terapia Intensiva. Instituto Superior de Ciencias Médicas de la Habana. 2006.
Vicerrector de CIMBOL (Centro de Información Médica de Bolivia)
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